La lluvia y la noche pueden ser temas diferentes, pero tienen algo en común: la dificultad que representa conducir en esas circunstancias cuando juntas se presentan. La poca iluminación hace que sea más difícil distinguir los colores y tener una visión periférica del espacio en el que nos desplazamos.
Conscientes de esta dificultad, te traemos varias recomendaciones que podrían ayudarte la próxima vez que tengas que conducir bajo la lluvia o durante la noche:
- Verifica el correcto funcionamiento de los parabrisas, ya que la lluvia reduce la visibilidad a través de los cristales.
- Enciende las luces con una intensidad acorde con la hora y con las condiciones del tiempo, pero sin deslumbrar a los demás conductores.
- Conduce a una velocidad apropiada, principalmente en las curvas. Cuando el asfalto está mojado se reduce el agarre efectivo de las gomas.
- Evita conducir sobre las marcas de señalización pintadas en la calle. Las líneas que dividen los carriles tienen menos agarre para los neumáticos.
- Mantente siempre alerta y observa bien a través de los espejos retrovisores. Lo ideal es mirar cada 10 segundos.
- No realices rebases y deja una distancia adecuada entre los vehículos de tu alrededor, aunque el tránsito fluya rápido.
- Evita pasar sobre grandes charcos de agua y si lo haces lo correcto es que apagues el acondicionador de aire para que no entre agua por el mofle del vehículo.
- Mantén el control de los mandos principales: volante, frenos y acelerador.
- Evita llevar las luces interiores encendidas, debido a que acortan tu visión exterior.
- Si sientes que estas muy cansado o soñoliento, puedes tomar un pequeño descanso, abrir un poco las ventanas y escuchar la música de tu preferencia.